jueves, 22 de diciembre de 2011

LA TRANSPIRACIÓN


Llegar a la oficina con el pelo engrasado, el maquillaje corrido y el sudor marcado en la zona de las axilas es una imagen poco glamorosa. Las altas temperaturas pueden llegar a ser agobiantes y provocar una de las principales molestias del verano: la transpiración.

En realidad, la sudoración es un mecanismo fisiológico y natural que tiene dos funciones principales: expulsar las toxinas del organismo y mantener la temperatura corporal. Es un mal necesario compuesto principalmente por agua, sales minerales y otras sustancias de desecho, que se producen en las glándulas sudoríparas ubicadas en casi la totalidad de la piel. “Las zonas de mayor producción de sudor no son las axilas, sino las palmas de las manos y las yemas de los dedos”, explica el doctor Roberto Fayanás, jefe del Programa de Medicina Interna del Hospital de Clínicas. El cuerpo tiene entre tres y cuatro millones de glándulas ecrinas, que son las que más participan en el proceso de la termoregulación, y que pueden generar hasta un litro de sudor por día en condiciones de reposo. Cifra que se puede elevar hasta casi un litro por hora si se realiza actividad física. Cuando las temperaturas suben, el cuerpo genera más sudor. Y también el estrés, la vergüenza y los nervios pueden producir mayor transpiración. Pero, según los especialistas, es posible reducir sus efectos y disfrutar del verano. Sólo es necesario seguir algunas estrategias diarias:

-Piel. Es clave mantener una rutina de limpieza para que la piel se vea saludable y sin impurezas. Se recomienda utilizar jabones cremosos con extractos de avena y caléndula o de glicerina para pieles muy secas. Es ideal que el ph sea ácido y evitar los productos con ph alcalino ya que irritan la superficie cutánea. Se aconseja también el uso de desodorantes y la higiene diaria local dos veces por día, especialmente en las axilas. Los desodorantes tienen antibióticos tópicos que combaten las bacterias locales, responsables del mal olor. Es conveniente evitar los perfumados o de base alcohólica, porque pueden irritar la piel. Los antitranspirantes son, generalmente, los más efectivos porque al obstruir parcialmente los poros de las glándulas sudoríparas, evitan la excreción del sudor.

-Maquillaje. Es difícil que no se corra por la transpiración. Para evitarlo se recomienda colocar previamente una emulsión liviana que absorba bien y no deje una película grasa. Además, es conveniente usar productos no comedónicos, es decir, que no tapen los poros. En el verano también resultan ideales las bases con protección solar. ¿Un truco para que el make up dure más? Aplicar una capa de polvo fijador fino a modo de terminación. También resulta clave quitarse el maquillaje antes de ir a dormir. Los productos adecuados para limpiar el cutis son las emulsiones, lociones o syndets (formulados para regular el exceso de grasitud de la piel sin deshidratarla). No obstante, siempre es recomendable comprar los productos según el tipo de piel.

-Ropa. Para evitar que el sudor se marque en la prenda, la elección de los colores es clave. Lo mejor es optar por tonos claros como el blanco, hueso y natural, o en su defecto, por colores oscuros opacos: negro o azul marino. En cuanto a las texturas, es importante que permitan respirar a la piel. Son ideales las fibras naturales como el algodón puro, lino, hilo y seda natural. Hay que evitar las telas de trama cerrada, duras al tacto y sintéticas. También ayuda usar prendas holgadas y siempre recién lavadas.

-Cabello. Se engrasa por el aumento de la secreción normal de las glándulas sebáceas del cuero cabelludo. Esto se produce en personas que naturalmente son propensas a producir sebo, en adolescentes o gente sometida al estrés. Cuando el cuero cabelludo es graso, puede aumentar el desarrollo de hongos que se combaten con champúes especialmente desarrollados. Además, se desaconseja el uso excesivo de cremas de enjuage, que siempre se deben aplicar sólo en las puntas del cabello.

-Pies. Son otro foco de sudor donde muchas veces se concentra el mal olor. Para evitarlo se deben usar zapatos cómodos de cuero natural, no sintético y no quedarse con el calzado húmedo por mucho tiempo. Aplicar talco en los zapatos ayuda a mantenerlos secos y sin olor desagradable. También es clave no usar medias con excesivo contenido sintético.

-Comida. Los especialistas aconsejan evitar el exceso de comida calórica y muy condimentada. También es conveniente no abusar de ciertos alimentos muy odoríferos, como el ajo y la cebolla.